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Cómo la música puede ayudar a un peque con TEA

Elena Sánchez Marín

Elena Sánchez Marín

Durante las últimas décadas, muchos estudios nos dan pistas para creer que la musicoterapia, el trabajo con música, tiene beneficios en el trabajo con personas TEA. Aún queda mucho por investigar, pero aún así, en general, todas las investigaciones muestran una inclinación positiva hacia la musicoterapia en el tratamiento del TEA, bien sea mejorando las habilidades sociales, comunicativas, etc.

La música es un medio de comunicación y expresión que favorece la comunicación, por lo que facilita la relación con otras personas, así como la participación en grupos. La música ayuda a mejorar la comunicación verbal y no verbal. Además, el baile y la música son una forma de expresión mediante la que se manifiestan emociones, sentimientos e ideas. En los niños con TEA la realización de actividades musicales en grupo fomenta la imitación, el respeto de turnos, la reciprocidad social, la atención conjunta, la empatía y habilidades sociales como el contacto visual, y el inicio espontáneo de interacciones sociales.

También destacar que, mediante el manejo de diferentes instrumentos musicales y la danza, los niños mejoran la coordinación motriz gruesa y fina, así como aumentan su atención. Además, mediante estas actividades motivadoras se facilita el aprendizaje.

El ritmo de la música ayuda a reducir la ansiedad  y las conductas repetitivas.

En definitiva los principales objetivos que se pueden trabajar mediante la música con niños con autismo son:

  1. Mejorar las habilidades emocionales y sociales.
  2. Usar la música como medio para mejorar las habilidades motoras.
  3. Mejorar las habilidades comunicativas.
  4. Reforzar aprendizajes.
  5. Mejorar la coordinación motriz.

Con la finalidad de alcanzar los objetivos anteriormente mencionados, destacamos la existencia de una serie de estrategias a través de las cuales conseguirlos. Éstas son:

  • Utilizar actividades musicales que impliquen movimiento, y que éstas ayudan al desarrollo de la coordinación. Además, las canciones y actividades rítmicas grupales favorecen el desarrollo de las habilidades sociales.
  • Utilizar canciones, ya sean compuestas o improvisadas, pues estimula el uso del lenguaje. También se consigue desarrollar un vocabulario más amplio y mejorar en las habilidades del lenguaje. Además, es conveniente utilizar canciones en las que los usuarios deban contar, identificar letras, distinguir colores, etc., ya que retendrán mejor la información y mejorarán sus aprendizajes.
  • Hacer uso de canciones con instrucciones de diferentes movimientos, de improvisación al ritmo de la música, mejorando así sus habilidades de motricidad gruesa. También se puede trabajar la motricidad fina mediante la manipulación de distintos instrumentos musicales.

 

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